Son las palabras el semblante del ánimo; por ellas se ve si el juicio es entero o quebrado.
La palabra dicha no se recoge.
A menos palabras, menos pleitos.
Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes.
Las palabras que pronunciamos no tienen sentido más que gracias al silencia que les rodea.
Seguramente, nada está más vivo que una palabra.
Muchas veces las palabras que tendríamos que haber dicho no se nos presentan en el espíritu hasta que ya es demasiado tarde.
La palabra no fue dada al hombre. Él la tomó.
Una palabra hiere más profundamente que una espada.
Nunca se desconfía bastante de las palabras.
Toda palabra que libera, encadena.
Hay palabras que sólo deberían servir una vez.
Creo de buen ciudadano preferir las palabras que salvan a las palabras que gustan.
Muchas palabras han recorrido un largo camino a pie antes de conseguir sus alas.
Las palabras son la más potente droga utilizada por la humanidad.
No tiene que elegir las palabras quien ve claramente la verdad. Ésta le proporciona las mejores palabras.
De todas las palabras que se pueden decir con la lengua o la pluma, las más tristes son éstas: «hubiera podido ser distinto».
Todo hombre es el discípulo de alguna palabra profunda.
Antes de utilizar una bella palabra, hazle buen sitio.
La palabra verdaderamente sabia es la que un niño entiende sin necesidad de más explicaciones.