Conversar es dar cuenta de nosotros mismos.
Las buenas formas están hechas de sacrificios insignificantes.
La democracia se basa en la convicción de que existen extraordinarias posibilidades en la gente ordinaria.
Llamamos destino a todo cuanto limita nuestro poder.
Grabad esto en vuestros corazones: cada día es el mejor del año.
La mayor parte de las veces, la alegría es conquistada por una rigurosa disciplina.
No colguéis de la pared cuadros siniestros ni converséis de cosas tristes.
El secreto de la educación está en el respeto al discípulo.
Por cada minuto de enojo perdemos sesenta segundos de felicidad.
El talento solo no basta para hacer un escritor. Detrás del libro debe haber un hombre.
El secreto de la fealdad consiste no en la irregularidad, sino en que no suscita interés.
Los que viven para el futuro, siempre les parecen egoístas a los que sólo viven para el presente.
He aquí un consejo que una vez oí dar a una joven: haz siempre lo que temas hacer.
En cualquier caso los hombres son siempre mejores de lo que parecen.
El hombre es un dios en ruinas.
Sólo las ideas salvan las razas.
Cuando la naturaleza agrava las dificultades, acrecienta al ingenio.
Dios brinda a cada inteligencia, la opción entre la verdad y el reposo.
Las personas inteligentes tienen un derecho sobre las ignorantes; el derecho a instruirlas.
La invención genera invención.