La crítica es en sí misma un arte. Al igual que la obra del poeta o del autor, no puede ser más juzgada con un bajo criterio de imitación o semejanza. El crítico está en la misma relación con la obra de arte que critica, que el artista con el mundo visible de la forma y del color o del mundo invisible de la pasión y de la idea. Ni siquiera requiere para su perfección los materiales más ricos. Todo sirve a su propósito.