Apenas el desgraciado se siente feliz, se hace digno de todos los males que antes no había merecido.
Los mayores males vienen muchas veces del exceso de los mayores bienes.
Más poderoso quiso la naturaleza que fuesen los males para dar pena, que los placeres para dar alegría.
A muchas personas sobreviven males a consecuencia de los bienes; muchos han perecido por causa de sus riquezas y otros a causa de su valor.
Entre dos males, siempre escoge el menor.
Los males comunicados, si no alcanzan sanidad, alcanzan alivio.
Los males que se despiden, muestran su mayor perversidad en el momento de partir.