No te atormenten las cosas futuras; pues, si fuera necesario, tú les saldrás al encuentro armado de la misma razón de que ahora te vales para afrontar las presentes.
No mires las injurias por el lado que las ve quien te injuria, o por el lado que éste pretende que las veas, sino míralas como son realmente en sí mismas.
Haz por ser semejante a un promontorio contra las olas de la mar; se estrellan de continuo y él se mantiene inmóvil, mientras que ellas hinchadas caen y se adormecen alrededor.
Morir es un acto de la vida y, tanto en éste como en los demás, lo esencial es hacer bien lo que se está haciendo mal.
Es una locura trabajar toda la vida, si nuestra imaginación y nuestro esfuerzo no tiende hacia un objeto determinado.