No rehuyamos la lucha cuando se trata de preservar el derecho o la dignidad del hombre; sólo así podremos congratularnos de pertenecer a la humanidad.
Haz por ser semejante a un promontorio contra las olas de la mar; se estrellan de continuo y él se mantiene inmóvil, mientras que ellas hinchadas caen y se adormecen alrededor.
Guárdate de entrar en pendencia, pero una vez en ella, obra de modo que sea el contrario quien se guarde de ti.
Hablar mucho de pelear y pelear poco ha sido un ardid de buenos resultados en la lucha por el poder.
La alegría está en la lucha, en el esfuerzo, en el sufrimiento que supone la lucha y no la victoria misma.