Más os valdría un mal epitafio para después de muerto, que sus maliciosos epítetos durante vuestra vida.
El arte de la escena no consiste en otra cosa sino en que parezca que improvisamos lo que hemos aprendido de memoria.
Cuando un autor nos dice que ha vivido su obra, puede asegurarse que nos dará una obra muerta. No está el toque en haberla vivido, sino en darle vida.
Que la acción corresponda a la palabra y la palabra a la acción, poniendo un especial cuidado en no traspasar los límites de la sencillez de la Naturaleza.
Goethe, amante del teatro, decía que nunca una obra mediocre, medianamente presentada, no deja de ser en espectáculo maravilloso.