¡Ay, triste mal de ausencia y quién podrá decir lo que me cuesta!
La ausencia es tanto un remedio contra el odio como una protección contra el amor.
La ausencia es el peor de los males.
La ausencia acaba con las pasiones mediocres y aumenta las grandes, así como el viento apaga las bujías y aviva el fuego.
Porque nadie convalece de amor mejor ni más presto que un enamorado ausente.
Que es de cuantos tormentos he sufrido, la ausencia el más atroz.
A veces la distancia hace más querida la amistad, y la ausencia la hace más dulce.
Un solo ser nos falta, y todo está despoblado.
El único mal es la ausencia; la ausencia definitiva del ser amado.
Es menos doloroso ver el objeto por el cual suspiramos en vano, que suspirar vanamente por un objeto invisible.
Irse es como sustituirse por el recuerdo, y puede ser peligroso.
La separación aumenta el prestigio.