El secreto del éxito es la constancia en el propósito.
Lo mejor que podemos hacer por otro no es sólo compartir con él nuestras riquezas, sino mostrarle las suyas.
El éxito en la vida de un hombre está en prepararse para aprovechar la ocasión cuando se le presente.
La acción nunca trae siempre felicidad; pero nunca hay felicidad sin acción.
No hay mejor educación que la de la adversidad.
El recuerdo de una amistad del colegio tiene cierta fuerza mágica: ablanda el corazón y hasta conmueve el sistema nervioso de los que no tienen corazón.
Lo verdaderamente mágico de nuestro primer amor es la absoluta ignorancia de que alguna vez ha de terminar.
Lo que aparece como calamidad es muchas veces la fuente de la fortuna.
El carácter es más poderoso que la educación.
Un hombre consciente cree en el destino; un inconsciente cree en la casualidad.
El hombre no es una creación de las circunstancias. Son éstas las creaciones del hombre.
El comercio libre no es un principio, sino un recurso.
Es mucho más fácil criticar que hacer justicia.
El escritor que critica sus obras, vale tanto como la madre que critica a sus hijos.
Nunca discutir. Si en sociedad algunas personas difieren de tu modo de pensar, cambia de conversación.
Hay personas divertidas que no interesan, y personas interesantes que no divierten.
La juventud es un disparate; la madurez, una lucha; la vejez, un remordimiento.
La fortuna, el éxito, la gloria y el poder pueden aumentar la felicidad, pero no darla; sólo el cariño de la dicho.
Ningún gobierno puede mantenerse sólido mucho tiempo sin una posición temible.
El hombre que come mucho debe ser bueno pues para comer mucho necesita una buena digestión, y la buena digestión depende de una conciencia tranquila.
