En todo lo que nos rodea y en todo lo que nos mueve debemos advertir que interviene algo: la casualidad.
Si lo conocieras todo, no podrías soportar la vida un segundo, los sentimientos que parecen apacibles y tolerables se alimentan de la ilusión.
Es una enorme simpleza la máxima «conócete a ti mismo». Nunca nos conoceremos ni conoceremos a nadie. Crear el mundo es menos imposible Çque comprenderlo.
Los únicos medios que deberían emplearse para corregir al hombre son la mansedumbre, la magnanimidad y la clemencia.
Llamamos buenas costumbres a las costumbres habituales; malas costumbres a aquellas a las cuales no se está acostumbrado.
No es atributo del gobierno imponer creencias; debe facilitar las que existen, que buenas o malas, fueron impuestas por carácter, época, lugar o raza.
La desdicha no se perdona en los que durante mucho tiempo fueron dignos de envidia; su derrota nos venga y nos halaga implacablemente.
Desear con ímpetu es casi poseer, pudiera decirse que un deseo impetuoso es tanto como la posesión sin sufrimiento y sin hastío.
La necedad es el camino de la dicha, la satisfacción soberana, el mayor de los bienes en un mundo bien organizado.