El genio es el infinito arte de trabajar con paciencia.
El primer deber del hombre es seguir siempre hacia adelante.
Puede ser un héroe lo mismo el que triunfa que el que sucumbe, pero jamás el que abandona el combate.
¡Bienaventurado aquel que ha encontrado su trabajo, que no pida más felicidad!
La gran ley de la cultura es que cada uno llegue a ser lo más grande para lo que fue creado.
El hombre que no admira nada, que no sabe admirar, es como unos lentes sin ojos detrás.
De cien hombres que pueden soportar la adversidad, apenas habrá uno que pueda soportar la felicidad.
La afectación es el producto de la falsedad.
¿No es el arrepentimiento el acto más divino en el hombre?
Sólo en el mundo de hombres sinceros es posible la unión.
Suele afirmarse muy a menudo que cada batalla es un malentendido.
Una verdadera pintura del más pequeño hombre es capaz de interesar al hombre más grande.
La biografía es la única y verdadera historia.
Una vida bien escrita es casi tan rara como una vida bien vivida.
El culto a los héroes existe, ha existido y existirá siempre y con carácter universal en el seno de la humanidad.
Aun en el abismo más profundo, la constancia encuentra el camino hacia las alturas.
El deseo es la enfermedad de los corazones sin sentimientos y de las almas pobres.
El hombre ha sido creado no para dudar, sino para trabajar.
Únicamente el trabajo cumplido con fe es eterno, como el constructor del universo.
El culto a los héroes existe, ha existido y existirá siempre con carácter universal en el seno de la humanidad.