Los pensamientos son como tapices plegados o arrollados; la conversación los despliega y los pone a la luz del día.
El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino.
Es ley de nuestra naturaleza que los grandes pensamientos vengan del corazón.
Hay que escuchar a la razón, pero dejar hablar al sentimiento.
Siente el pensamiento, piensa el sentimiento.
El pensamiento no es más que un soplo, pero ese soplo mueve al mundo.
Un empezar de cero/ si lúcido el sombrero/ vuela/ con la cabeza y sus gusanos.