El hombre que no sabe correr, saltar y nadar es como un automóvil en el que solamente se ha empleado la primera velocidad.
Cuando un hombre quiere matar a un tigre, se le llama deporte; cuando un tigre quiere matar a un hombre se le llama ferocidad.
Ni las victorias de los juegos olímpicos ni las de los campos de batalla dan al hombre la felicidad. Sólo puede decirse feliz aquel que a sí mismo se ha vencido.
Entrégate a los ejercicios corporales, no a los que acrecientan la fuerza, sino a los que contribuyen a la salud.
Yo todavía no puedo entender por qué el matar codornices es un deporte altruista, mientras que matar ratas es tan depravado.
No le dediques mucho tiempo al deporte, porque mientras refresca al hombre preocupado, hace preocupar al hombre fresco.
No tiene sentido, ní es en absoluto conveniente para una persona cultivada el pasar su tiempo haciendo trabajar sus brazos, engrosando su cuello, fortaleciendo el pecho. Por más que te hallas dado un buen ungüento, por más que tus musculos hallan aumentado su volumen, nunca igualarás el poder de un buey cebado, ni jamás pesarás tanto.
El deporte delega en el cuerpo algunas de las virtudes más fuertes del alma: La alegría, la audacia, la paciencia.