Cuando un hombre quiere matar a un tigre, se le llama deporte; cuando un tigre quiere matar a un hombre se le llama ferocidad.
El hombre que no sabe correr, saltar y nadar es como un automóvil en el que solamente se ha empleado la primera velocidad.
Ni las victorias de los juegos olímpicos ni las de los campos de batalla dan al hombre la felicidad. Sólo puede decirse feliz aquel que a sí mismo se ha vencido.