Algunas personas enfocan su vida de modo que viven con entremeses y guarniciones. El plato principal nunca lo conocen.
No hay amor sin instinto sexual. El amor usa éste como de una fuerza brutal, como el bergantín usa del viento.
Enamorar es, por tanto, sentirse encantado por algo; sólo puede encantar si es o parece ser perfección.
Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo. Salvar las circunstancias, las apariencias, los fenómenos. Es decir, buscar el sentido de lo que nos rodea.
Si no tenemos confianza en nosotros, todo está perdido. Si tenemos demasiada, no encontraremos cosa de provecho. Confiar pues, sin fiarse. Yo no sé si es posible, pero veo que es necesario.
Nuestras convicciones más arriesgadas, más indubitables, son las más sospechosas: constituyen nuestro límite, nuestros confines, nuestra pasión.