Si encuentras a un hombre virtuoso y bueno, no lo apartes; hónralo para que no tenga que huir refugiarse en desiertos y cavernas u otros lugares solitarios, lejos de tus insidias; míralo como a dios terrenal, merecedor de estatuas y simulacros.
Cuando de una persona se dice que es muy buena, lo mismo que cuando de algo se dice que está muy bueno, ya se sabe de lo que se trata en ambos casos: de comérselo.