Dejemos de discutir lo que debe ser un hombre bueno y procuremos serlo.
Proponerse ser bueno es serlo ya.
Cuando se es fuerte hay que ser bueno.
Acompáñate con buenos y tú lo parecerás.
No es necesario que la bondad se manifieste, sino que se deje ver.
La recompensa de una buena acción es haberla hecho.
Desde que los sabios han comenzado a aparecer, los buenos se han eclipsado.