La presunción es nuestra enfermedad natural y original. La más desgraciada y frágil de todas las criaturas es el hombre, a la vez que la más orgullosa.
Ningún placer resulta totalmente deleitoso si no se comunica, y ningún deleite es absoluto si no se da a conocer.
Quien quita al hombre el dolor, le quitaría al mismo tiempo el conocimiento del placer y lo reduciría a la nada.
¿Qué ha hecho el acto genital a los hombres, tan natural, tan necesario y tan justo, para que no se atrevan a hablar de él sin vergüenza?
No ha de maravillarnos que el azar pueda tanto sobre nosotros, desde el momento que vivimos por azar.
Los dos estamos vencidos; yo de los años, vosotros de vuestros enemigos, lo que en verdad no es vencimiento definitivo como el de los años.