¿Qué ha hecho el acto genital a los hombres, tan natural, tan necesario y tan justo, para que no se atrevan a hablar de él sin vergüenza?
El instinto se satisface lo mismo en el acto sexual lícito que en el clandestino, puesto que es por naturaleza independiente de la conciencia moral.
La imaginación vuelve palpables los fantasmas del deseo. Por la acción de la imaginación, el deseo erótico va más allá, precisamente más allá de la sexualidad animal.