Como todos los grandes viajeros, yo he visto más cosas de las que recuerdo, y recuerdo más cosas de las que he visto.
Los viajes constituyen la parte frívola en la vida de las personas serias y la parte seria de los seres frívolos.
Los viajes sirven para conocer las costumbres de los distintos pueblos y para despojarse del prejuicio de que sólo en la propia patria se puede vivir de la manera que uno está acostumbrado.
Viajar representa una de las más intensas delicias que nos consiente el destino. Por fugaz que sea el contacto de un viajero con un lugar extraño, equivale a unas nupcias que siempre engendran algo, un retoque de ideas preconcebidas o una confirmación de intuiciones.
El placer de viajar es testimonio de inquietud e irresolución, que no en vano son nuestras cualidades primordiales y predominantes.
Ningún hombre debería viajar sin haber aprendido el idioma del país que va a visitar, de otro modo se convierte voluntariamente en un grado de bebé, tan incapaz y ridículo.