¿Te conoces? Es seguro que te conoces, si descubres más defectos en ti que en los demás.
Hay ciertos defectos que, bien manejados, brillan más que la misma virtud.
De gana queremos hacer a los otros perfectos y no enmendamos nuestros defectos propios; queremos que los otros sean corregidos, pero nosotros no nos corregimos.
Un hombre sin defectos es un tonto o un hipócrita del que debemos desconfiar.
La confesión de los grandes defectos es, frecuentemente, un deseo de dar a entender que no tenemos otros mayores.
Los defectos de los hombres varían según las circunstancias.
Pocas personas muestran sus defectos al desnudo, generalmente cada cual procura vestir un exterior atrayente.