No debemos salir a descubrir nuevas tierras hasta que no nos atrevamos a perder de vista la orilla durante algún tiempo.
Ante ciertos libros uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿Qué leerán? Y al fin los libros y las personas se encuentran.
Muchas veces las palabras que tendríamos que haber dicho no se nos presentan en el espíritu hasta que ya es demasiado tarde.
Para obrar bien hay que conocer el porvenir; cuando sea el único en saberlo, creo que podré cambiar la vida.