¡Ah!, ¿quién libertará a nuestro espíritu de las pesadas cadenas de la lógica?
No debemos salir a descubrir nuevas tierras hasta que no nos atrevamos a perder de vista la orilla durante algún tiempo.
No será la primera vez que me ocurre tener más razón de lo que al principio creía.
La obra de arte es una exageración.
Sólo los imbéciles no se contradicen nunca.
Puedo dudar de la realidad de todo, pero no de la realidad de mi duda.
Cuando cese de indignarme, habré comenzado mi vejez.