Si la comedia fuera contra la religión, no les importaría a los falsos devotos; pero va contra ellos y eso no lo perdonan.
Un hipócrita es un paciente, en el doble sentido de la palabra: calcula un triunfo y sufre un suplicio.
Casi todos los grandes capitalistas y nobles improvisados se hacen muy devotos. Acaso como los antiguos criminales, sienten la necesidad de acogerse a lo sagrado.
No nos quejemos demasiado de ver a la hipocresía gobernar a los hombres. El mundo sería un infierno si no existiera la hipocresía.
No debe despreciarse ninguna ocasión de aparentar que se es muy desgraciado..., porque así te odian menos, te compadecen un poco y te atienden algo.