No soy optimista; quiero ser optimista.
Una obra de arte es un rincón de la creación visto a través de un temperamento.
Mientras tenga aceite, un escritor no se muere de hambre.
Era casto en palabras como esos borrachos que jamás hablan del vino aunque lo ingieren diariamente.
No hay nada que desconcierte más a un espíritu que una instrucción inconexa: lo vuelve vano y presuntuoso.
Sabe demasiado para ser novelista.
El novelista está formado por un observador y un experimentador.
Yo entrego a la posteridad el nombre del general Pallieux y el de Émile Zola; ella elegirá.
La realidad y la miseria me oprimen y, sin embargo, sueño todavía.