Nunca pidas que las cosas se hagan como quieres; más procura quererlas como se hacen. En esta forma todo te sucederá como lo deseas.
Todo el que se sienta capaz de hacer una buena obra, no debe esperar a que lo llamen no hacer caso de que lo rechacen; debe ser como el tábano, que ahuyentándolo por un lado, vuelve por el otro.
Cuando hacemos alguna cosa sin tener en cuenta las circunstancias, perdemos hasta lo que tenemos en la mano.
Dormido o no, hambriento o no, cansado o no, siempre se puede hacer algo cuando se sabe que no queda más remedio que hacerlo.
Nada hagas que sea vergonzoso, ni en presencia de los otros ni en secreto. Que sea tu primera ley el respetarte a ti mismo.
Ninguna suposición más engañosa que la que asegura poder hacer mañana lo que no pudimos o no quisimos hacer hoy.