El pensamiento, la visión y el sueño siempre preceden a la acción.
La suerte no es más que la habilidad de aprovechar las ocasiones favorables.
Encontraré el camino o me lo abriré yo mismo.
La mejor prueba de carácter es mantenerse jovial, sereno y esperanzado aun en la desgracia.
La fe es el divino mensajero enviado para guiar al hombre, ciego por el pecado y la duda.
Prefiero estimar cosas que no puedo poseer a poseer cosas que no puedo estimar.
La fe mira el futuro, ve cosas que no podemos ver con los ojos.
Ninguna suposición más engañosa que la que asegura poder hacer mañana lo que no pudimos o no quisimos hacer hoy.
Si eres inconstante como el agua, no llegarás a la cumbre.
Que cada ocasión sea una gran ocasión, porque no sabéis cuándo el destino os tomará la medida para colocarte en más alto puesto.
El hombre de muchos modos de pensar no puede tener estabilidad en nada.
La vida nos da cuanto queramos si podemos pagar su precio.
El principio de toda realización ha de estar en vuestra conciencia.
Aunque arriesguemos equivocarnos, alguna vez valdrá más arriesgar la equivocación enérgicamente que titubear sin valor.
El que pierde la serenidad en su atolondramiento es como el moscardón que teniendo libre salida por el vano de la ventana se debate contra el cristal cuya diafanidad toma por aire claro.
Pensad siempre en la superioridad, y seréis superiores.
Únicamente queda vencido quien capitula con la adversidad.
Para labrarnos vuestra propia ventura, elegid la profesión mejor adecuada a vuestras naturales aptitudes y entregaros por entero a ella en cuerpo y alma.
