La facultad de crear nunca se nos otorga por sí misma. Llega a la par con el don de observación.para hallar en torno de él, en la cosa más corriente y humilde, elementos que vale la pena advertir.
Mientras sea creador —por bajo que sea el nivel de su creación—, un hombre puede considerarse verdaderamente libre.
Los anhelos de belleza y de creación son tan inseparables del hombre, que probablemente sin ellos no podría vivir en el mundo.
La vida, la naturaleza, la humanidad, sólo son bellas palabras cuando son transfiguradas por un cerebro creador. Todo lo demás es mentira.
En Latinoamérica hay un hormigueo de mendigod...Pero en condiciones tan atroces vive el poder de la creación.
Lo que el hombre hace, no puede hacerlo la naturaleza, si bien el hombre, para hacerlo, se vale de todas las leyes de la naturaleza. Lo que preside la creación, el deseo de hacerlo, no existe en toda la naturaleza.
Cuanto más creativo es un hombre, más rutinario es en los detalles insignificantes de su vida; lo que importa es que no le distraigan su atención.