Para el verdadero creador, cualquier pasión que no sea la de crear es una aberración.
La facultad de crear nunca se nos otorga por sí misma. Llega a la par con el don de observación.para hallar en torno de él, en la cosa más corriente y humilde, elementos que vale la pena advertir.
Mientras sea creador —por bajo que sea el nivel de su creación—, un hombre puede considerarse verdaderamente libre.