La vida, la naturaleza, la humanidad, sólo son bellas palabras cuando son transfiguradas por un cerebro creador. Todo lo demás es mentira.
La facultad de crear nunca se nos otorga por sí misma. Llega a la par con el don de observación.para hallar en torno de él, en la cosa más corriente y humilde, elementos que vale la pena advertir.
Mientras sea creador —por bajo que sea el nivel de su creación—, un hombre puede considerarse verdaderamente libre.