De cien hombres que pueden soportar la adversidad, apenas habrá uno que pueda soportar la felicidad.
En tiempos de adversidad es cuando conviene observar a los hombres, las máscaras se les caen y se muestran como son.
Nada infunde más ánimos en la adversidad que la meditación de los hechos ejemplares de los grandes hombres.
Las cosas buenas de la prosperidad deben desearse; pero las cosas buenas de la adversidad deben admirarse.
Cuán sabios, comedidos y apacibles nos hace la escuela de la adversidad. Es una terrible prueba, pero una vez superada resulta útil para todo el resto de la vida.
No existe prosperidad sin temores y disgustos; la adversidad tampoco existe sin conformismo y esperanzas.