Cuán sabios, comedidos y apacibles nos hace la escuela de la adversidad. Es una terrible prueba, pero una vez superada resulta útil para todo el resto de la vida.
Ningún miramiento puede ser lo suficientemente poderoso para hacer que un hombre honrado se aparte de su deber.
Sabemos los crímenes que ha cometido el fanatismo en la religión. Cuidemos de no introducir el fanatismo en la filosofía.
Felices los príncipes cuyos oídos quieren escuchar la verdad, aun cuando es prodigada por lenguas indiscretas; pero éste es un esfuerzo de virtud, de que pocos hombres son capaces.