La esperanza es un árbol en flor que se balancea dulcemente al soplo de las ilusiones.
El hombre busca la felicidad, la mujer la espera.
La mujer perdona las fidelidades; pero no las olvida. El hombre olvida las infidelidades, pero no las perdona.
La ilusión no es ni más ni menos que una agradable aberración de la esperanza.
Quien no ha vertido lágrimas en la soledad no sabe cuáles son las lágrimas verdaderamente amargas.
No hay seres más desgraciados en la Tierra, que los seres que no lloran.
Por muy poderosa que sea el arma de la belleza, desgraciada la mujer que sólo a este recurso debe el triunfo alcanzado sobre el hombre.
El hombre y la mujer mienten lo que fingen y fingen lo que mienten.
Querer olvidar a una persona es amarla más. No hay nada más bello que acordarse del que olvida.