Por muy poderosa que sea el arma de la belleza, desgraciada la mujer que sólo a este recurso debe el triunfo alcanzado sobre el hombre.
Y, a la verdad, si hay debajo de la luna cosa que merezca ser estimada y apreciada, es la mujer buena; y en comparación de ella el sol mismo no luce y son oscuras las estrellas.
La mujer tiene una cosa común con los ángeles, y es que los desgraciados le pertenecen.
Se entiende a las mujeres como se entiende el lenguaje de los pájaros; o por intuición o de ninguna manera.
Quien halla a una mujer buena, halla un gran bien, y recibió del Señor un manantial de alegría.
Una mujer que permanece mujer es un ser completo.
No se puede saber qué es una mujer hasta que no se ha visto a una mujer enamorada.