No hay seres más desgraciados en la Tierra, que los seres que no lloran.
Llorar, sí; pero llorar de pie, trabajando; vale más sembrar una cosecha nueva que llorar por la que se perdió.
Llorar de placer se suele, / y es que en nuestro corazón / hay siempre una vibración / que, aun con el placer, nos duele.
Lloramos al nacer porque venimos a este inmenso escenario de dementes.
Y lloró más porque lloro en vano.
¿Hasta dónde no llegará el arte? Hay incluso quien aprende a llorar con gracia.
El llanto es gustoso y dulce a los desventurados y afligidos.