El que pierde la serenidad en su atolondramiento es como el moscardón que teniendo libre salida por el vano de la ventana se debate contra el cristal cuya diafanidad toma por aire claro.
Se debe ser suave, pero digno; austero, pero no áspero; cortés y completamente sereno.
Por mi parte, si me notificaran que dentro de una hora se acabaría el mundo... seguiría jugando mi partida de ajedrez.
La combinación de serenidad y entusiasmo da resultados a largo plazo.
La serenidad y la cordura constituyen los principios de la sabiduría y la felicidad.
...implica en nuestra existencia, o demasiada inocencia o excesiva corrupción.
Las principales artes del mundo son el dominio de sí mismo, la sentimientos.