Todo hombre sabe apreciar lo vivido; es especial el que piensa y medita al llegar a la vejez; siente con agrado y total confianza que ya nadie podrá arrebatárselo.
Los ancianos que conservan las aficiones propias de la juventud pierden en consideración lo que ganan en ridículo.
La vejez no significa nada más que dejar de sufrir por el pasado.
Envejecer es el único medio de vivir mucho tiempo.
La vejez es el infierno de las mujeres.
Los viejos gustan de dar buenos consejos para consolarse de no poder dar malos ejemplos.
Si la vejez no trajera consigo la placidez del vivir, ¿qué premio fuera suficiente a consolarnos de la juventud y de la vida gastada en luchas y desvelos? El mayor desconsuelo es contemplar cómo los años huyen sin que la tranquilidad llegue.