Obró mucho el que nada dejó para mañana.
El loable trabajo es una sementera de hazañas.
Por grande que sea el puesto, ha de mostrar que es mayor la persona.
Errar es humano, pero echarle la culpa a otro es más humano.
El mundo andaría mejor si la gente abriera más los ojos y cerrara más la boca.
Hase de hablar como en testamento, que, a menos palabras, menos pleitos.
Más obran quintaesencias que fárragos.
El rumor es como un cheque: no hay que darlo por bueno hasta que no se compruebe que tiene fondo.
Señal de tener gastada la fama propia es cuidar de la infamia ajena.
La fortuna se cansa de llevar siempre a un mismo hombre sobre las espaldas.
Es felicidad juntar el afecto con el aprecio; el amor introduce la lanza y al paso que ésta entra, sale la estimación.
No hay nada demasiado fuerte que el amor y la muerte. El amor es como el agua: si no hay algo que lo agite, se pudre.
El más poderoso hechizo para ser amado es amar.
Más daña el decaimiento del ánimo que el del cuerpo.
Pon un grano de audacia en todo cuanto hagas.
Nunca por la compasión del infeliz se ha de incurrir en la desgracia de la afortunada.
Formidable es un río que halló vado y venerado un varón que conoció su capacidad.
Una gran capacidad no se rinde a la vulgar alteración de los humores ni aun de los efectos; siempre se mantiene superior a tan material destemplanza.
Nunca por la compasión al infeliz se ha de incurrir en desgraciar al afortunado.
Todas las victorias engendran odio.