Según se dice, siempre estamos haciendo alguna cosa para la posteridad; a mí me satisfaría ver cómo la posteridad hace algo por nosotros.
El verdadero deber final consiste en llevar a cabo con éxito los trabajos que no completaron nuestros padres, y en trasmitir sus conquistas a la posteridad.
La posteridad, ese tribunal de apelación que no se cansa nunca de elogiar la propia justicia y el propio discernimiento.