Que la acción corresponda a la palabra y la palabra a la acción, poniendo un especial cuidado en no traspasar los límites de la sencillez de la Naturaleza.
Más os valdría un mal epitafio para después de muerto, que sus maliciosos epítetos durante vuestra vida.
El arte de la escena no consiste en otra cosa sino en que parezca que improvisamos lo que hemos aprendido de memoria.