Ocio no significa inactividad; es la libertad de hacer cualquier cosa.
Si todo el año fuera alegre vacación, divertirse resultaría más enojoso que trabajar.
El ocio estando sano es mucho peor que un enfermo, pues como el doble y sin dar fruto.
Sócrates ensalzaba el ocio como la más bella de las riquezas.
La medida de la civilización interior de un hombre es su habilidad para el ocio creativo.
El ocio sin los estudios es la muerte y la sepultura del hombre vivo.
Es siempre fiesta para los ociosos.
Un monstruo hay en el mundo: el hombre ocioso.
Trabajar es un deber indispensable para el hombre social. Rico o pobre, fuerte o débil, todo ciudadano ocioso es un bribón.
¡El divino no-hacer-nada en que se hacen tantas cosas!
Nada torna a la gente más desnaturalizada e insubordinada que una larga y constante insubordinación.
El ocio me basta y, con tal de no hacer nada, me gusta más soñar despierto que dormido.
El ocioso es reloj sin manecillas: tan inútil si marcha, como si está parado.
Hablan de la dignidad del trabajo. ¡Bah! La dignidad está en el ocio.
Una vida ociosa es una muerte anticipada.
El mayor enemigo del cuerpo humano es el ocio.
Nunca es tarde para hacer nada.
La ociosidad es deshonrosa.
Ser capaz de ocupar inteligentemente los ocios es el último producto de la civilización.