No existe nada que odien más los mediocres que la superioridad de talento: ésta es, en nuestros días, la verdadera fuente del odio.
El orgullo de los mediocres consiste en hablar siempre de sí mismos; el orgullo de los grandes hombres es no hablar nunca de ellos.
Lo que proporciona el éxito a muchas obras es la relación que semediocridad de las ideas del público.