Tengo la creencia que no hemos nacido solamente para ser felices sino para cumplir con nuestro deber, y consideremos felices si llegamos a saber dónde se halla nuestro deber.
Tratamos de librarnos de nuestros deberes para con el prójimo cuando sin este sentimiento viviríamos como las bestias.
Cumplo con mis deberes pero no con mis obligaciones íntimas, y cada obligación íntima no cumplida se convierte en una desdicha perdurable.
Cierto que nuestro deber hacia los demás proporciona felicidad cumpliéndolo, pero tanto o más importante es el deber para nosotros mismos.
La excesiva libertad es base de muchos errores, y la senda del deber, mientras más estrecha, más segura.
El primer deber del hombre es desarrollar todo lo que posee, todo aquello en que él mismo pueda convertirse.