Cuando todo se ha perdido, cuando no queda esperanza alguna, la vida es un oprobio y la muerte un deber.
Porque llamamos espíritu a la facultad que el ser supremo nos ha concedido de cambiar algunas ideas en nuestro cerebro, imaginemos que Dios es un espíritu de la misma clase a nuestra imagen y semejanza.
El fanatismo es el efecto de una conciencia falsa, que sujeta la religión a los caprichos de la fantasía y al desconcierto de las pasiones.
¿Qué es más peligroso, el fanatismo o el ateísmo? Sin duda lo es mil veces el fanatismo, pues el ateísmo no inspira pasiones sanguinarias, mientras que el fanatismo sí. El ateísmo no se opone al crimen, pero el fanatismo es causa de que se cometan crímenes.
Hay imbéciles que se las echan de sabihondos diciendo: «El hombre prudente labra su propio destino».