En toda adversidad los lamentos hacen necios y la acción hace sabios.
Una cabeza sin memoria es como una fortaleza sin guarnición.
El orden social de una nación descansa sobre los hombres elegidos para sostenerle.
El necio tiene siempre una gran ventaja sobre el hombre de talento: siempre está satisfecho de sí mismo.
El porvenir de un hijo es siempre obra de su madre.
El perdón nos hace superiores a los que nos injurian.
Si la perfección no fuese quimérica, no tendría tanto éxito.
En la abnegación lo más raro es la perseverancia.
El método más seguro de permanecer pobre es ser una persona franca.
Nada va bien en un sistema político en el que las palabras contradicen a los hechos.
Un hombre de Estado debe tener el corazón en la cabeza.
Si pierdo las bridas de la prensa, no aguantaré ni tres meses en el poder.
Yo hubiese hecho a Pascal senador y a Corneille ministro.
Tratad al Papa como si tuviera doscientos mil soldados.
En toda revolución hay dos clases de personajes: los que la hacen y los que se aprovechan de ella.
El trono es un pedazo de madera cubierta de terciopelo.
De lo sublime a lo ridículo hay un paso.
Los sabios son los que buscan la sabiduría; los necios piensan ya haberla encontrado.
Hace falta más valor para sufrir que para morir.
Con consistencia y tenacidad se obtiene lo que se desea; la imposible no tiene significado.