Haz lo que tengas que hacer y te conocerás.
Cuando se requiere dar amor, hay un riesgo: el de recibirlo.
Cuando uno quiere dar amor, se expone a recibirlo.
Muy poco segura es la posesión de un corazón al que se quiere retener a la fuerza.
Se es fácilmente engañado por el ser a quien se ama y el amor propio nos incita a engañarnos a nosotros mismos.
Somos más sociables y nos hacemos estimar más por nuestro corazón que por nuestro talento.
El celoso ama más, pero el que no lo es, ama mejor.
Hay que comer para vivir, pero no vivir para comer.
Jamás se penetra por la fuerza en un corazón.
Un amante cuya pasión es extrema ama hasta los defectos de la persona amada.
Cuanto más poderoso es el obstáculo, más gloria se consigue; las dificultades que se alzan ante uno son las damas de honor que adornan la virtud.
Los envidiosos mueren, pero la envidia no.
Contra la maledicencia no hay escudo.
Realmente, las gentes de mérito sublime provocan el amor y la estimación de todos.
Un necio instruido es más necio que un ignorante.
Aborrezco esos espíritus pusilánimes que excediéndose en la previsión de las consecuencias de las cosas, no se atreven a emprender nada.
Prefiero un vicio cómodo a una virtud molesta.
