La conservación de la propiedad, que se puede reponer, importa menos que la conservación o la creación del carácter, que ha de producir y mantener la propiedad.
El carácter es aquello que revela la finalidad moral, poniendo de manifiesta la clase de cosas que un hombre prefiere o evita.
El buen carácter depende en conceder poca importancia a lo que a ti te afecta, y estimar en mucho lo que se refiere a los demás.