Maldita ambición, ¡qué cara te compré!
Me propuse alejar de mí toda sospecha relativa a sentimientos de ambición que nunca tuve.
El esclavo sólo tiene un dueño; el ambicioso, tantos como personas puedan ser útiles a su fortuna.
La ambición es el estiércol de la alegría.
Lo mucho se vuelve poco con desear otro poco más.
La ambición, aunque en sí misma es un vicio, frecuentemente es madre de virtudes.
La ambición es la única potencia que puede luchar contra el amor.