Morirá sin cumplir su labor quien espere que se la señalen.
En general, quienes no tienen nada que decir invierten el mayor tiempo posible en no decir nada.
La soledad es necesaria para la imaginación; como la compañía es saludable para el carácter.
Es por la presencia de ánimo en las emergencias que el carácter se prueba.
Antes de que el hombre nos hiciese ciudadanos, la inmensa naturaleza nos hizo hombres.
La soledad es necesaria para la imaginación como la compañía es necesaria para el carácter.
Las desgracias más temidas, de ordinario, son aquellas que no llegan jamás.
En la balanza del destino, el músculo no pesa nunca tanto como el cerebro.
La mejor manera de lograr el éxito es no preocuparse por si se podrá o no se podrá lograr.
Más vale un abrojo de experiencia que toda una selva de advertencias.
Si la juventud es un defecto, es un defecto de que nos curamos demasiado pronto.
Los libros son abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra.