Muchos triunfarían en cosas modestas si no estuvieran obsesionados por grandes ambiciones.
Se tarda menos en hacer una cosa bien que en explicar por qué se hizo mal.
En carácter, en comportamiento, en estilo, en todas las cosas, la suprema excelencia es la sencillez.
En este mundo un hombre debe ser o yunque o martillo.
No habléis nunca de un afecto malgastado. Un afecto jamás fue baldío.
Muchos triunfarían en cosas modestas, si no estuvieran obsesionados por grandes ambiciones.
Un crítico novato es como un niño con escopeta: a menudo dispara sobre todo ser viviente que ve, pensando en su puntería y no en el dolor que causa.
Muchas veces podemos aprender más de los errores que de los aciertos.
Lo que el escritor pide al lector no es tanto su beneplácito sino su atención.
Después del amor, lo más dulce es el odio.
Todo le llega a quien sabe esperar.
El hoy y el ayer son las piedras con que construimos.